miércoles, 4 de enero de 2012

EN EL FONDO EL ANIMAL ME AGRADECÍA’

Por: OSCAR FLORES
Jorge Mosquera, profesor de Diagnóstico Clínico de la Facultad de Veterinaria.
Hoja de vida
Doctor en Medicina Veterinaria. 62 años de edad, de los cuales lleva más de veinte como profesional. Es catedrático en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Central del Ecuador. La mayor parte de su experiencia radica en ganado, especialmente bovino.
 Una de sus más importantes publicaciones es: ‘Principios básicos de mejoramiento genético animal’.
Todos los seres vivos necesitamos un respeto a la vida... Igual en los humanos, para vivir en un estado vegetal, es preferible la eutanasia.

La eutanasia animal es un tema que se empieza a tratar desde el lado médico y ambientalista con más fuerza en el 2011, desde una visión de protección animal pero también como una solución a los problemas de los animales. Ante ésto, ¿en qué casos es necesaria?
Primero, eutanasia etimológicamente significa: “ayudar a bien morir”. Es necesaria cuando no hay un tratamiento adecuado, con eso se evita gastos y el sufrimiento de los niños que tienen perros o gatos, como animales de compañía. Cuando estos animales presentan tumores, linfomas (bajas defensas en el organismo animal que causan hematomas y una posible leucemia), o inflamaciones de los ganglios por bacterias, virus u hongos. Además está la rabia. En estos casos cuando el pronóstico es desfavorable, no hay cura y es necesario la eutanasia.

En el Ecuador esta práctica no es un delito y es común en los veterinarios. Pero ¿es también una medida que se mantiene por el atraso tecnológico y medicinal o es el metabolismo animal con respecto a la curación, lo que le lleva al médico a tomar esa decisión?
Depende como se considere la enfermedad, cuando el mecanismo ya no puede reaccionar mediante signos clínicos: fiebres, diarrea, con los cuales se hace el diagnóstico. Pero en el caso de un cáncer que es el proceso evolutivo de un estado patológico crónico ya no hay tratamiento: una radioterapia o quimioterapia sería un gasto excesivamente caro.
Todos los seres vivos necesitamos un respeto a la vida pero en este caso, es ayudarle a que ni el perro ni el dueño sufran. Igual en los humanos, para vivir en un estado vegetal es preferible la eutanasia.
¿En sus años de experiencia ha jugado un duro papel la presión de los dueños y el rol que llega a cumplir una mascota como miembro de la familia?
Siempre, sobre todo la presión de los que más se encariñan con los animales: los niños, que son tan inteligentes y entienden. En estos casos, se les explica.
¿Cómo?
Se les indica que el animal sufre y que pueden adoptar otra mascota. No hay otra manera.
Y en su experiencia como veterinario de ganado, ¿hay algún hecho anecdótico vivido?
Sí, mi actividad ha sido más con animales grandes que con mascotas. Está el caso de una yegua que se rompió las cuatro patas y además quedó con muchas astillas, parecía imposible su recuperación. Me dolió mucho porque tengo un concepto distinto de la vida pero siento que en el fondo el animal me agradecía. No sólo la yegua sino también el dueño a pesar de haberse encariñado mucho.

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